El ejemplo más claro de este modelo de negocio es la televisión, en el que no se paga nada, todo el coste lo paga la publicidad.
¿A cambio de qué? A cambio de gente, a cambio de lectores o de público, según sea el medio, pero al final, es lo mismo.
Y en ambos casos, lo importante no es ofrecer un producto veraz, un producto de valor, en definitiva, un producto de calidad, sino ofrecer un producto que interese al público para atraerlo. Cuanto más público (más lectores), mucho mejor, porque más público (más lectores) supone más ingresos publicitarios (ahí está la famosa guerra de las audiencias). Y si ese producto es de mala calidad, no pasa nada. Si la gente pide mierda, hay que darle mierda.
Los periódicos no dan tanta mierda como la televisión, tienen más años de historia, tienen un prestigio que mantener, pero a veces la calidad de sus noticias roza la estupidez. En especial, las noticias de índole científico y técnico. Y lo digo, por un lado, con toda la seguridad que me otorga el haber tenido un contacto directo con los medios de comunicación en tres o cuatro ocasiones, y por otro lado, por lo que se puede consultar en la hemeroteca.
Los titulares que están apareciendo en los medios de comunicación a raíz de la nueva web del Senado son muy interesantes:
- La web del medio millón del Senado se estrella en su debut
- Desastroso estreno del caro portal web del Senado español
Igual que los periodistas (que no sabemos si son o no son realmente periodistas, porque hoy en día, cualquiera se hace llamar periodista, igual que cualquiera se hace llamar informático) utilizan esos calificativos, yo podría decir:
- Los periodistas se estrellan con sus comentarios sobre la nueva web del Senado
- Desastroso seguimiento el realizado por los periodistas al inaugurarse la nueva web del Senado
Estaría bien, ¿no?