El artículo empieza así:
A veces pienso que, de todas las disciplinas, la nuestra debería ser la más eficaz a la hora de adaptarse a las diversas necesidades de los usuarios, incluidos los que tienen el reto de interactuar con los sistemas informáticos de una manera u otra. Desde baja visión o nula visión, pasando por la sordera o pérdida de audición y hasta el síndrome del túnel carpiano y otras diversas limitaciones físicas, deberíamos ser capaces de configurar nuestro software para que se adaptase. Y en muchos casos es así y se han logrado algunas adaptaciones de software muy útiles, inteligentes y de uso general. Sin embargo, persiste el problema, y todavía no se ha dado el caso de que uno pueda mantener altas expectativas de adaptaciones accesibles para una aplicación cualquiera elegida al azar que sea necesaria o al menos de gran interés.Y a partir de ahí, Vinton Cerf se plantea que quizás el problema esté en el número ilimitado de variaciones e interfaces que se pueden construir.
Por cierto... por si no lo sabías, Vinton Cerf lleva audífono. Quizás de ahí provenga su interés por la accesibilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario